Hace unos dias, nuestro compañero Juan Carlos Olazabal, compartía con nosotros una carta que ha enviado al Colegio de Medicos de Salamanca (ciudad donde ejerce, aunque en algun otro correo dice que hizo la residencia en nuestro hospital de referencia) en la que pide amparo legal al Colegio para dejar de hacer recetas inducidas.
Estoy convencido de que la gran mayoria de médicos de atención Primaria de Madrid compartimos el sentimiento de secretario-escribano, al tener que transcribir (que no prescribir) en vales-descuento lo que otro compañero no ha querido escribir en receta oficial.
Me gustaría además hacer algunas consideraciones:
- Puedo estar o no de acuerdo con la prescripción de otro compañero y nadie me puede hacer comulgar con ruedas de molino. Respeto su prescripción, pero al rubricar la receta-vale descuento, soy yo el responsable a todos los efectos.
- Nuestros compañeros del hospital tienen recetas oficales igual que nosotros. Si no las tienen es por que no las piden.
- Una gran parte del tiempo de mi consulta la paso rellenando estos vales descuento inducido por terceros, lo que a mi juicio representa una indignidad y un tiempo que podría aprovechar para dedicarselo a mis pacientes. Máxime en tiempos en que la escasez de médicos, esta haciendo aumentar la presión asistencial.
(De igual forma podríamos hablar de IT y de otras muchas cosas que hacemos por no marear al paciente, pero que legalmente deberían ser otros los escribanos)
La carta dice los siguiente:
Estimado compañero y presidente:
Me pongo en contacto en representación de AMAPU, asociación que como sabes engloba a gran parte de los médicos de Atención Primaria que ejercemos en el medio urbano de Salamanca, para solicitarte, como presidente de nuestro colegio profesional, nos ayudes en relación a alguna de las dificultades que tenemos en nuestro trabajo, y que bajo nuestra perspectiva nos impiden un correcto ejercicio profesional.
No es momento para señalarte la prolija problemática, que por otra parte conoces perfectamente y que hemos comentado en alguna ocasión, sino el de exponerte la problemática específica, de un campo circunscrito, dentro del ámbito de la prescripción médica.
Con intención de ir directamente al fondo de la cuestión expongo que en nuestras consultas, los médicos de Atención Primaria, transcribimos en recetas oficiales de SACYL, aquellas otras que son prescritas por nuestros compañeros del ámbito hospitalario. Aunque se trata de una situación un tanto heterogénea, en muchos casos son recetas que en el ámbito hospitalario se realizan en formato de papel blanco con membrete de la institución, válidas legalmente para la
prescripción (aunque habitualmente no asocian diagnóstico ni duración del tratamiento u otras características exigibles a una prescripción correcta), pero no aptas para ser facturadas a cargo de SACYL en las farmacias. En ciertos casos, corresponden a tratamientos de larga duración, cuya receta oficial inicial administrada en el hospital, debe ser reiterada por nosotros para mantener dicho tratamiento en el tiempo.
Los pacientes acuden a nuestra consulta, solicitando que estas recetas sean "pasadas" es decir, transcritas a papel oficial, que es aceptado en la farmacia como un "vale de descuento" para la adquisición de fármacos. Muchas veces, y casi sistemáticamente en el caso de la prescripción
realizada desde el servicio de urgencias, el paciente acude inicialmente a la farmacia y ha recogido ya el fármaco y lo ha tomado, cuando acude a nuestra consulta "a posteriori", estando ante un "hecho consumado" que no podemos modificar.
Desde hace tiempo, por circunstancias complejas que no proceden analizar en la presente carta, los médicos de primaria hemos ido asumiendo esta tarea burocrática, que se ha ido convirtiendo progresivamente en una cada vez más penosa y degradante labor.
Nuestro punto de vista, que queremos exponer al colegio, es el siguiente:
1. Desde una perspectiva legal, no existe base jurídica alguna para que nosotros como médicos de cabecera, tengamos que duplicar, transcribiendo en papel oficial y a nuestro nombre, las prescripciones realizadas por otros compañeros hospitalarios.
2. La transcripción realizada, a la que aludimos en la presente, no se puede considerar como una actividad banal de carácter estrictamente administrativo, sino que representa un acto con implicaciones legales, en cuanto nuestra firma, presente y necesaria para dar validez a la receta,
así como nuestro número de colegiado, dan fe de que el firmante asume la responsabilidad legal del acto realizado.
3. Por otra parte, la prescripción inducida desde el ámbito hospitalario, contiene con cierta frecuencia fármacos que por su carácter (diagnóstico hospitalario) o por su especificidad relativa a especialidades concretas (oncológicos, hematológicos, etc.), no son utilizados en el ámbito de
primaria, por lo que su desconocimiento nos impide evaluar adecuadamente su utilización, tanto posológica como en posibles interacciones y/o efectos secundarios. Lo anterior supone que cada vez que transcribimos y con nuestra firma avalamos la utilización de estos preparados, realizamos un acto jurídico que no solo no nos compete sino sin respaldo profesional suficiente, con las posibles implicaciones legales que para nuestro ejercicio y persona de ello se pudieran derivar si se presenta algún tipo de complicación.
4. En algunas ocasiones -aunque respetando siempre el criterio del compañero- no compartimos la idoneidad u oportunidad de la terapéutica prescrita y a pesar de ello y en contra de nuestra voluntad, nos vemos obligados a violentar nuestro criterio profesional al tener que realizar la transcripción, so pena que el coste económico de aquella sea cobrado íntegramente al paciente.
5. Por último, desde una perspectiva no legal, sino profesional, queremos exponer que como término medio unas 2 horas diarias, es decir en torno, a 1/3 de nuestra consulta la dedicamos a esta labor de pasante o escribiente. Esta gigantesca labor burocrática de expedición de "vales de
descuento de fármacos" la consideramos humillante (en cuanto que profesionales cualificados con largos años de formación especializada somos utilizados para una labor de secretariado que puede ser realizada por cualquier personal administrativo). Pero lo más grave y trascendente
es que este consumo brutal de tiempo, constituye un factor de primera magnitud que impide que dispongamos del mínimo tiempo necesario para atender con la dignidad personal y profesional que ambos, médicos y pacientes, necesitamos y exigimos. Y todo ello, en un contexto donde la falta progresiva de médicos, hace aún más incomprensible esta utilización inadecuada e ineficiente de un recurso cada vez más escaso y altamente especializado.
Por todo lo dicho, y sin querer profundizar más en aspectos que a nuestro juicio son realmente de sentido común, exponemos que la realización de esta actividad nos expone a los médicos de atención primaria a una situación de riesgo legal, nos resta dignidad como profesionales y nos
impide realizar una correcta y digna actividad médica con nuestros pacientes.
Así mismo, y de acuerdo a la normativa colegial vigente de los estatutos de la Organización Médica Colegial recogidos e nlos correspondientes al COM de Salamanca (ORDEN PAT/1536/2003, de 3 de noviembre), pensamos que la problemática expresada entra de lleno entre las finalidades que tiene a su cargo el Colegio de Médicos, y ello en los siguientes aspectos:
1. Porque el Colegio tiene por finalidad de salvaguardia y observancia de los principios deontológicos y ético sociales de la profesión médica, de su dignidad y prestigio (artículo 5b y 9f), teniendo encomendada la defensa de los intereses profesionales de los médicos colegiados para que estos puedan ejercitar un ejercicio profesional correcto, tanto desde una perspectiva ética como legal (articulo 2) y porque esta representación también se realiza ante la administración sanitaria de Castilla y León (artículo 7 y 9a)
2. Porque además tiene como función específica garantizar el cumplimiento de las normas legales sobre receta médica y garantizar su correcto uso y prescripción (artículo 10u)
3. Porque entre sus funciones se halla el facilitar y promocionar los servicios que los colegiados puedan demandar (artículo 5g) -especialmente los relacionados con el ejercicio profesional- auspiciando y amparando a las Sociedades Médicas, a su requerimiento (artículo 10z).
Como colegiados, queremos exponer al COM que se están conculcando nuestros derechos profesionales, deontológicos y personales al situarnos en una situación de grave riesgo profesional y legal, y situarnos en un dilema de muy difícil solución ética, ya que el no realizar la actividad descrita generaría problemas a nuestros pacientes, que no podemos aceptar.
En este contexto difícil y por imperativo personal, profesional y ético, hemos decidido afrontar esta situación irregular, promoviendo que de una forma ordenada y responsable, se dé otra solución a este problema.
Inicialmente deseamos que las instancias legales, profesionales y deontológicas, se pronuncien favorablemente respecto a nuestro planteamiento. Este es el sentido de la presente carta. Deseamos que el Colegio como institución, su asesoría jurídica y de forma específica la comisión deontológica se pronuncien y valoren si nuestros argumentos son correctos desde esta triple perspectiva.
Posteriormente, si estas instancias corroboran nuestro punto de vista, comunicaremos a la administración nuestra decisión de no realizar esta actividad, para que esta, con la antelación suficiente y de forma ordenada arbitre las medidas necesarias para que dicha labor pueda ser ejecutada de forma alternativa a la actual, sin deterioro de la asistencia y dignidad que deseamos para nuestros pacientes.
Aprovecho gustoso esta carta para saludarle cordialmente y felicitarle el nuevo año, expresando mis mejores deseos no sólo para Vd. y sus allegados, sino para todo el colectivo médico de Salamanca al que Vd. representa y yo me honro pertenecer.
En Salamanca a 2 de Enero del 2008
Fdo. Juan Carlos Olazábal. Presidente de AMAPU
4 comentarios:
La carta me parece guay del paraguay.
Por mi parte pienso enviar la misma carta, modificada sólo en lo que respecta a quién se dirige , al gerente de A.P. de ciudad Real y al Sr. Presidente del colegio de Ciudad Real. Si todos navegamos en la misma dirección llegaremos a buén puerto.
No sé yo si el Colegio de Médicos es un buen árbol al que arrimarse.
Maravillosa carta, las cosas claras y el chocolate espeso. El protocolo realizado en la Comunidad Valenciana va aún mas alla. Añadir que en Andalucía parte de la productividad viene asociada al concepto "calidad de la prescripción", que se ve terriblemente influenciada por esas prescripciones que no son tuyas
me uno a vuetros comentarios y con tu permiso, la voy a utilizar para mi area de salud en Extremadura, donde he iniciado un blog "MAIMONIDES",que espero poco a poco consolidar.
Uniendonos, lo cual no ha sido nunca nuestro punto fuerte, conseguiremos algo.
Felicidades y un abrazo
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